La carpintería se orientaba a la producción de muebles sobrios, en el típico estilo «stazzo», y objetos de uso cotidiano. La madera se dejaba principalmente en su estado natural, aunque a veces se pintaban adornos con colores vegetales. La tradición artesanal se ha conservado en el arte de tallar los cofres búdicos: a diferencia de los modestos muebles típicos de las casas de Gallura, el cofre custodiaba la riqueza de la familia y, por ello, se decoraba finamente con motivos geométricos o naturales.